Los Ángeles, EE.UU. – Más de 200 personas fueron arrestadas en las últimas horas por violar el toque de queda decretado el martes, según confirmó el Departamento de Policía de Los Ángeles. Las detenciones ocurren en medio de una creciente tensión social, tras casi una semana de protestas en distintas ciudades del país.

Mientras tanto, continúa el despliegue de tropas en las calles, aunque el gobernador de California, Gavin Newsom, ha reiterado que la presencia militar es innecesaria. “La mayoría de la gente viene en paz. Los que vienen con otra idea es la policía”, comentó un manifestante visiblemente afectado, quien además expresó su preocupación por sus familiares que residen en la ciudad.

Por su parte, el presidente Donald Trump ha señalado que podría invocar la Ley de Insurrección para controlar las manifestaciones, una medida que ha generado fuertes críticas desde distintos sectores políticos y sociales.

En paralelo, más de 30 alcaldes del sur de California han exigido el fin de las redadas migratorias. Aseguran que la administración Trump solo busca infundir miedo en las comunidades latinas y migrantes. La situación sigue generando preocupación tanto a nivel local como nacional.

Las autoridades locales insisten en que el enfoque debe centrarse en el diálogo y la desescalada, en lugar de medidas represivas. Diversas organizaciones de derechos civiles han denunciado el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía durante las detenciones, y advierten que estas acciones solo aumentan la desconfianza entre la comunidad y las autoridades.

Mientras tanto, familias enteras en Los Ángeles viven con temor tanto por la represión en las calles como por las redadas migratorias. “Es como estar atrapado entre dos fuegos”, dijo una residente de origen latino. La presión social y política crece, y la ciudadanía exige respuestas concretas y respeto a los derechos humanos en medio de una crisis que aún no muestra señales de ceder.