Cotuí, RD — Un hecho lamentable sacude nuevamente al sistema penitenciario del país. Un interno de la Fortaleza Palo Hincado de Cotuí perdió la vida tras ser apuñalado por otros reclusos dentro del centro penal.
El recluso fallecido fue identificado como Osvaldo Polanco Reyes, de 34 años, quien sufrió múltiples heridas punzantes luego de una acalorada discusión con varios internos. El hombre fue trasladado al Hospital Inmaculada Concepción de esta localidad, donde finalmente falleció pese a los esfuerzos médicos.
Según informaciones, tras el suceso reina la tensión en el penal, atribuida a la actuación de un grupo de internos que se hacen llamar “la comisión”, quienes habrían respaldado el ataque contra Polanco Reyes.
El hecho ocurrió el pasado viernes, pero hasta el momento las autoridades penitenciarias no han emitido declaraciones oficiales al respecto. Mientras tanto, en la fortaleza Palo Hincado se ha restringido el acceso de visitantes, y las puertas principales permanecen cerradas, en un ambiente que refleja intranquilidad y hermetismo.
Familiares del recluso fallecido y miembros de la comunidad exigen una investigación profunda y transparencia por parte de las autoridades para esclarecer lo ocurrido y tomar medidas que garanticen la seguridad dentro del recinto penitenciario.
Conflictos Entre Reclusos
En los centros penitenciarios de la República Dominicana, los conflictos entre reclusos son una problemática persistente que refleja las deficiencias estructurales del sistema carcelario. La sobrepoblación, la falta de personal de seguridad capacitado y el control informal que ejercen algunos grupos de internos sobre determinadas áreas del penal generan un ambiente de constante tensión. Estas condiciones propician enfrentamientos violentos, motivados muchas veces por disputas de poder, control de recursos internos o ajustes de cuentas personales.
A pesar de los esfuerzos por implementar reformas en el sistema penitenciario, muchos recintos aún operan bajo un modelo de control precario donde la ley del más fuerte prevalece. Bandas organizadas dentro de las cárceles han creado estructuras de mando que desafían la autoridad de los custodios, lo que dificulta el mantenimiento del orden y la rehabilitación efectiva de los internos. Esta situación representa un grave riesgo tanto para los reclusos como para el personal penitenciario, y evidencia la urgente necesidad de una intervención integral y sostenida por parte del Estado.



