El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció movilizaciones en todo el país luego de que el Senado rechazara por segunda vez su propuesta de reforma laboral, incluso tras haber impulsado una consulta popular para respaldarla. Con 49 votos en contra y 47 a favor, el referéndum promovido por el mandatario fue nuevamente bloqueado en el Congreso, generando fuertes tensiones entre legisladores oficialistas y de oposición.
La propuesta, que contenía 12 preguntas formuladas al pueblo colombiano en una consulta realizada desde abril, buscaba reformar el modelo laboral del país con respaldo ciudadano. Sin embargo, a pesar del estrecho margen en la votación, el proyecto fue descartado por el Senado, lo que desató acusaciones de fraude y boicot por parte del gobierno. Petro denunció en la red social X que el presidente del Senado, Efraín Cepeda, habría cerrado la sesión antes de que todos los congresistas emitieran su voto.
El ambiente en el Congreso fue tenso, con gritos y empujones entre los legisladores, mientras los oficialistas alegaban irregularidades en el proceso. En respuesta, Petro llamó a sindicatos, movimientos sociales y ciudadanos a salir a las calles para defender lo que considera una reforma clave para la justicia social y el bienestar laboral en Colombia. “La voz del pueblo debe ser escuchada”, afirmó el mandatario.
Con este llamado a la movilización, el gobierno busca presionar al Congreso y mantener viva una iniciativa que considera fundamental para su proyecto político. Mientras tanto, sectores de oposición insisten en que la reforma es inviable y que el referéndum fue una maniobra política que no reemplaza el debido proceso legislativo.
El rechazo consecutivo del Congreso a la reforma también refleja la creciente fractura entre el Ejecutivo y el Legislativo en Colombia, complicando aún más la agenda de cambios estructurales que Petro ha intentado impulsar desde que asumió la presidencia. Analistas señalan que, aunque el presidente conserva apoyo en sectores populares, su capacidad de negociación política en el Congreso es limitada, lo que podría intensificar la confrontación institucional y derivar en un clima de mayor polarización en el país.