El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de enviar astronautas a Marte ha generado tanto entusiasmo como escepticismo. El plan, influido por las ambiciones de Elon Musk y su empresa SpaceX, plantea la posibilidad de una misión tripulada al planeta rojo sin pasar por la Luna, aunque los expertos advierten que sería una misión altamente arriesgada.

Durante su discurso de investidura, Trump destacó que su Administración se comprometerá a llevar la bandera estadounidense a nuevos horizontes, incluyendo Marte, como parte de su visión de una nación en constante expansión. Este objetivo, aunque audaz, se encuentra en línea con el plan original de la NASA que se remonta a 2010 bajo la presidencia de Barack Obama. Sin embargo, Trump canceló dicho plan en 2017, solo para retomarlo ahora con una nueva energía.

Elon Musk, quien desde hace años ha manifestado su deseo de enviar humanos al planeta rojo, ha brindado un optimismo sin precedentes al afirmar que SpaceX lanzará una nave tripulada, la Starship, hacia Marte en 2028. A pesar de la ambición de Musk, los expertos consideran que la fecha es extremadamente optimista. “Mandar una nave con tripulación en 2028 es simplemente imposible”, señala Jorge Pla-García, investigador del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA), quien agrega que el desarrollo de tecnologías necesarias aún está en sus primeras etapas.

La NASA, por su parte, tiene en marcha el programa Artemisa, cuyo objetivo es primero devolver a los astronautas estadounidenses a la Luna, para que, con el aprendizaje de ese paso, se pueda proceder hacia Marte. Según el calendario actual, la misión lunar podría llevarse a cabo a mediados de 2027, pero el viaje a Marte podría no suceder hasta finales de la década de 2030, si todo marcha según lo planeado. “La duración de una misión a Marte será de al menos 870 días, dependiendo de diversos factores como la distancia entre los planetas y la tecnología disponible”, explica Pla-García.

Sin embargo, lograr una misión tripulada a Marte no es una tarea sencilla. Los desafíos incluyen la enorme distancia, los peligros de la radiación, los estudios orbitales y la creación de tecnologías para mantener a los astronautas vivos y saludables durante la misión. “Viajar a Marte es un desafío colosal”, señala Javier Rodríguez-Pacheco Martín, astrofísico de la Universidad de Alcalá, quien subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinario para hacer frente a los muchos obstáculos que implica este tipo de misión.