Los obispos de la República Dominicana han expresado su rotundo rechazo a las deportaciones de haitianos por parte del gobierno. En una declaración contundente, han solicitado detener estas acciones, argumentando que el país necesita del apoyo de toda la sociedad para manejar la situación de manera adecuada.

En un contexto marcado por la presión internacional y la complejidad de la crisis haitiana, los obispos han enfatizado la importancia de la unidad nacional para enfrentar los desafíos que se presentan en la frontera. Advierten que cualquier fricción interna debilitaría el discurso del país y complicaría aún más las negociaciones diplomáticas.

El pronunciamiento de la Iglesia Católica surge en medio de un debate político y cultural mundial sobre la migración, donde la mitad del mundo podría respaldar a la República Dominicana en su postura. Sin embargo, los obispos han llamado a la cohesión interna y han instado a evitar acciones que puedan generar conflictos adicionales.

El canciller dominicano ha sido destacado por su firmeza en este asunto, evidenciando un cambio de actitud en las autoridades. La presión internacional, particularmente de organismos como el Departamento de Estado de los Estados Unidos, ha generado preocupación en el gobierno dominicano, pero también ha fortalecido su posición diplomática.

En medio de estas tensiones, se espera una posible intervención militar en Haití por parte de los Estados Unidos para enfrentar la creciente violencia en el país vecino. Sin embargo, los obispos insisten en la necesidad de una unidad nacional para enfrentar este desafío, señalando que las deportaciones masivas no son la solución.

La posición de la Iglesia Católica ha desencadenado un intenso debate público sobre el manejo de la crisis migratoria en la región, destacando la importancia de encontrar soluciones humanitarias y diplomáticas para abordar los problemas en la frontera.