El narcotraficante mexicano Ovidio, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ha pasado más de 48 horas en una famosa prisión de Chicago, aunque su traslado a otra prisión aún no se descarta. Según los registros del buró, ahora es conocido como el preso número 72884-748 y enfrenta cargos por tráfico de drogas y crimen organizado, entre otros.

El nuevo hogar de Ovidio se encuentra a menos de una milla del Millennium Park, uno de los lugares más turísticos de la Ciudad de los Vientos. Actualmente, alberga a 486 presos, tanto hombres como mujeres, y abrió sus puertas en la década de 1970. A diferencia de la imagen tradicional de una prisión, la estética de este centro correccional se basa en la filosofía de la rehabilitación en lugar del castigo.

El edificio fue diseñado por un arquitecto reconocido y tiene una estructura triangular con 28 pisos y un patio en la azotea.

A pesar de tener ventanas con solo cinco pulgadas de ancho, lo suficientemente estrechas como para no requerir rejas, cada una ofrece vistas privilegiadas al centro de Chicago. Sin embargo, la pregunta que surge es si una prisión sin rejas es segura.

En 1985, dos asesinos lograron escapar por una de las ventanas. En 2009, Matthew, hermano del director de cine Christopher Nolan, intentó huir utilizando una cuerda hecha con sábanas. Este método también fue utilizado por dos ladrones de bancos en 2012. Finalmente, otro hijo de un capo del narcotráfico, Ese Canon Vincentea, pasó un tiempo entre estas paredes, pero su historia no terminó aquí.