El expresidente Joe Biden y el empresario Elon Musk han unido voces para condenar la reforma fiscal aprobada recientemente por el Congreso estadounidense, promovida por Donald Trump. Biden calificó la ley como una “enorme exención fiscal para multimillonarios” que perjudicará a los sectores más vulnerables del país.

Según Biden, la reforma provocará el cierre de hospitales rurales y reducirá la asistencia alimentaria para veteranos y personas mayores, un golpe duro para comunidades que ya enfrentan dificultades. “Es una medida imprudente y cruel”, señaló en un comunicado público.

Por su parte, Elon Musk expresó su rechazo contundente al proyecto, alertando que la ley afectará negativamente a la economía y pondrá en riesgo millones de empleos. Musk criticó que la reforma favorece a industrias obsoletas mientras elimina incentivos a energías limpias y vehículos eléctricos, afectando directamente a sectores innovadores como el de Tesla.

El magnate tecnológico también amenazó con apoyar a candidatos alternativos en las próximas elecciones y anunció planes de crear un nuevo partido político, en caso de que la reforma se convierta en ley. Esta postura ha generado un choque directo con Trump, quien reaccionó con duras críticas hacia Musk.

El expresidente Trump advirtió que podría retirar subvenciones y contratos federales a las empresas de Musk e incluso sugirió iniciar un proceso de deportación contra el empresario. Sin embargo, en entrevistas recientes mantuvo una posición ambivalente, calificando a Musk como “un tipo maravilloso”.

La reforma fiscal ya está en camino a ser firmada por Trump, y se calcula que incrementará el déficit en billones de dólares en la próxima década. Biden y otros líderes demócratas prometen luchar contra sus efectos, mientras la polémica crece en el escenario político y económico de Estados Unidos.

Esta alianza inesperada entre Biden y Musk refleja la profunda división que genera la reforma fiscal dentro del país, no solo entre partidos políticos sino también en sectores empresariales y sociales, anticipando un debate intenso sobre el futuro económico y social de Estados Unidos en los próximos meses.