Hawái. – El volcán Kilauea, uno de los más activos del planeta, ha vuelto a entrar en erupción en la gran isla de Hawái, lanzando columnas de lava que alcanzan hasta los 330 pies de altura, según informaron autoridades estadounidenses.

Esta nueva actividad volcánica se suma a una serie de erupciones que han ocurrido de forma intermitente durante los últimos seis meses, manteniendo a las autoridades en constante vigilancia y a las comunidades locales en estado de alerta.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) advirtió sobre los peligros que representan los altos niveles de gas volcánico liberados durante la erupción, señalando que podrían tener efectos nocivos de gran alcance, especialmente en la salud respiratoria de los habitantes cercanos.

Las autoridades han instado a la población a evitar las zonas cercanas al cráter y seguir las recomendaciones oficiales para minimizar riesgos. Mientras tanto, los científicos continúan monitoreando la evolución del fenómeno, que podría intensificarse en las próximas horas.

La erupción actual se concentra en el cráter Halemaʻumaʻu, dentro del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, un área frecuentemente afectada por la actividad del Kilauea. Aunque por el momento no se han emitido órdenes de evacuación, las autoridades locales han elevado el nivel de alerta y mantienen restricciones en las áreas más cercanas al volcán debido a la emisión de cenizas y gases tóxicos, como el dióxido de azufre.

Expertos del USGS explicaron que las emisiones volcánicas pueden mezclarse con la humedad y el polvo en el aire, formando una neblina conocida como “vog” (smog volcánico), que puede desplazarse a grandes distancias y afectar la calidad del aire incluso en regiones alejadas del epicentro de la erupción. Este fenómeno representa un riesgo significativo, especialmente para personas con afecciones respiratorias preexistentes, niños y adultos mayores.

El Kilauea ha tenido múltiples erupciones notables en las últimas décadas, incluyendo una devastadora en 2018 que destruyó cientos de viviendas y alteró permanentemente el paisaje de la isla. Aunque la erupción actual no ha causado daños estructurales, las autoridades y científicos insisten en que se mantenga la precaución, ya que la actividad volcánica puede cambiar de manera repentina.