El Metro de Santo Domingo, símbolo de modernidad y eficiencia en el transporte urbano, atraviesa una etapa crítica marcada por el deterioro de su infraestructura y múltiples fallas técnicas, según denuncias de usuarios frecuentes.

Este sistema de transporte, que moviliza a más de 300,000 personas al día, ha registrado en los últimos meses una creciente cantidad de retrasos, aglomeraciones y malestar entre los pasajeros. Según testimonios, en ocasiones los trenes pueden tardar hasta una hora en llegar, afectando la puntualidad laboral de miles de ciudadanos.

“Ya no es igual que antes. Todo ha ido deteriorándose. Antes había aire en todas las paradas, ahora casi nada sirve”, expresó una usuaria afectada por el retraso de los trenes y la falta de mantenimiento visible en varias estaciones.

Uno de los puntos más críticos es el mal estado de las escaleras eléctricas, muchas de las cuales permanecen fuera de servicio, especialmente en estaciones de alto tráfico como José Francisco Peña Gómez y el transfer entre líneas uno y dos. Esta situación impacta directamente a personas con movilidad reducida, adultos mayores y madres con niños.

Además, se han reportado quejas sobre el trato del personal de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) y de miembros del Cuerpo Especializado para la Seguridad del Metro, incluyendo la negativa al uso de baños por parte de algunos pasajeros.

Pese a estas denuncias, la OPRET ha anunciado la incorporación de nuevos trenes. Hasta la fecha se han recibido 54 vagones nuevos y se proyecta alcanzar los 72 para finales de este año. A partir de julio, se espera que la línea uno opere con trenes de seis vagones, mientras que la línea dos será reforzada con 10 trenes similares.

En paralelo, continúa la construcción de la extensión hacia Los Alcarrizos, aunque esta también ha sido objeto de señalamientos por supuestos vicios de construcción.

Los usuarios, mientras tanto, piden atención urgente al presidente y a las autoridades responsables del sistema. “Esto no sirve ya. Señor presidente, meta mano ahí”, exclamó un ciudadano visiblemente indignado.