En su intervención semanal sobre salud mental, el Dr. José Miguel Gómez abordó el tema de la mitomanía, un trastorno caracterizado por la compulsión a mentir de manera recurrente. El psiquiatra explicó que el mitómano no mide las consecuencias de sus mentiras, las cuales puede soltar en cualquier contexto sin discriminar ni la magnitud ni la audiencia. Este trastorno de la mentira puede resultar devastador tanto para la persona afectada como para sus relaciones personales.
La mitomanía detalló el Dr. Gómez, es una patología obsesivo-compulsiva que genera un desgaste emocional y social, ya que quienes conviven con un mitómano sufren debido a la constante desconfianza que genera la falta de transparencia.
El Dr. Gómez también destacó que la mitomanía no es solo un comportamiento dañino, sino que también es tratable. A pesar de que las personas afectadas por este trastorno no suelen reconocerlo hasta que enfrentan una crisis, el tratamiento incluye terapias como la psicoterapia cognitivo-conductual y el uso de medicamentos como antidepresivos o ansiolíticos para controlar los impulsos.
Además, el experto subrayó la importancia de enfrentar la mitomanía desde la niñez y la adolescencia, ya que el entorno familiar juega un papel crucial en la prevención y tratamiento. Con apoyo profesional, los mitómanos pueden aprender a reconocer y controlar sus impulsos, restaurando la confianza en sus relaciones y en sí mismos.
La mitomanía
La mitomanía es un trastorno psicológico que se caracteriza por la tendencia compulsiva a mentir de manera patológica, sin importar las consecuencias. Las personas con mitomanía mienten repetidamente, incluso sobre hechos sin relevancia o sin necesidad de hacerlo. Estas mentiras suelen estar motivadas por una necesidad de sentirse mejor consigo mismas o ganar aceptación social, aunque en algunos casos la persona puede llegar a creer en las mentiras que ha creado.
El tratamiento de la mitomanía generalmente incluye psicoterapia, especialmente la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a modificar los patrones de pensamiento que impulsan a mentir. En algunos casos, también pueden ser necesarios medicamentos como antidepresivos o ansiolíticos, especialmente si la mitomanía está relacionada con otros trastornos psicológicos.



