Julio Martínez Pozo calificó al presidente salvadoreño Nayib Bukele como “un preso de Estados Unidos en espera de extradición por violaciones a los derechos humanos”, advirtiendo que el aparente respaldo internacional a su modelo carcelario “no tiene ningún aval legal” y terminará en responsabilidades penales ante la justicia internacional.
Durante su intervención en El Sol de la Mañana, Pozo se refirió con dureza a la visita de la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, y del ministro de Defensa, Carlos Luciano Díaz Morfa, al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, calificando el viaje como una “excursión ministerial por el mundo infame de Bukele”. “Esas imágenes de personas semidesnudas, amontonadas, sin dignidad, solo provocan vergüenza ajena. ¿Cómo es posible que funcionarios dominicanos se regodeen en ese espectáculo?”, cuestionó el comunicador.
Pozo también denunció la reciente detención de la activista Ruth López, jefa de Anticorrupción de la organización Cristosal, una de las más firmes críticas del régimen de Bukele. Según dijo, su arresto, bajo alegaciones de corrupción, es una clara represalia por sus denuncias ante organismos internacionales.
“Esto es una autocracia. Cuando tienes al Ministerio Público, a los jueces y al poder concentrado, puedes mandar a preguntar: ¿De qué quieren que la acusemos?”, señaló con ironía.
El periodista advirtió que el CECOT no está avalado por ningún tribunal internacional, y que El Salvador podría enfrentar consecuencias ante la Corte Penal Internacional. “República Dominicana debe excusarse de haber avalado semejante atrocidad. No podemos ser cómplices de un modelo que pisotea la dignidad humana”, enfatizó.
Finalmente, Pozo afirmó que quienes hoy defienden a Bukele en nombre de la seguridad, mañana tendrán que responder ante la justicia internacional: “Bukele es un preso en potencia de Estados Unidos. Ya ha violado derechos de ciudadanos estadounidenses. Alguien va a pagar por eso… y no será Trump.”
Con estas declaraciones, Julio Martínez Pozo marca una línea clara frente a lo que él considera “una peligrosa deriva autoritaria disfrazada de orden”.



