Ciudad de México. — En una mañana marcada por la solemnidad y el pesar, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, inició su tradicional conferencia de prensa “La Mañanera del Pueblo” con un mensaje de condolencia por la muerte del Papa Francisco, a quien describió como “un humanista” y “un hombre cercano a los pobres y humildes”.

“Queremos expresar nuestro pesar por el fallecimiento del Papa Francisco. Nuestro abrazo a todos los católicos de México, pero también a los no católicos. Fue un hombre que siempre estuvo del lado de los más necesitados. Todavía ayer su mensaje fue por la paz. Que en paz descanse”, declaró Sheinbaum ante medios y funcionarios reunidos en Palacio Nacional.

Desde las primeras horas de la madrugada, el país comenzó a rendir homenaje al pontífice. En la Catedral Metropolitana, el repique de campanas anunció la noticia al estilo tradicional del Vaticano: 100 toques que anuncian la muerte de un Papa. Las banderas ondean a media asta tanto en el Zócalo capitalino como en el Palacio Nacional.

En la Basílica de Guadalupe, epicentro de la fe católica mexicana, los fieles comenzaron a congregarse desde temprano. El Episcopado Mexicano anunció una misa solemne en honor al Papa Francisco, programada para el mediodía. Entre los asistentes se encuentra María, una devota católica que tuvo la oportunidad de verlo en vida durante su visita a México en 2016. Entre lágrimas, recordó: “Nos orientaba, nos daba consejos… ya estaba sufriendo mucho. Hoy está con Dios y la Virgen de Guadalupe”.

Francisco dejó una huella profunda en México durante su visita hace nueve años. Recorrió lugares emblemáticos como Ecatepec, Chiapas, Morelia y Ciudad Juárez, en un viaje cargado de símbolos locales y discursos sociales. En Chiapas, pidió perdón a los pueblos indígenas; en Michoacán, habló con los jóvenes sobre el peligro del crimen organizado; y en la frontera norte, abrazó el dolor de los migrantes.

Durante su estadía, no solo se integró a las costumbres locales —luciendo mitras bordadas por comunidades indígenas y sombreros de mariachi—, sino que también conectó con los dolores más profundos del país. Para muchos, su presencia fue un bálsamo espiritual y su mensaje, una guía moral en tiempos de incertidumbre.

“Este país ya viste de negro, este país ya viste de luto”, dijo la presidenta, visiblemente conmovida. Y prometió que mañana se rendirá un homenaje especial al pontífice, con una semblanza en su memoria.