La controversia en torno al estatus migratorio del príncipe Harry se intensifica después de la reciente publicación de sus documentos migratorios. A pesar de la decisión de no revelar detalles exactos sobre su caso, con el fin de evitar poner en peligro al duque de Sussex o a aquellos que pudieran ser manipulados o acosados por su estatus legal en Estados Unidos, el tema sigue siendo un foco de atención.
La Fundación Heritage, una organización político-social conservadora, ha sido clave en esta revelación, y su interés en el caso ha generado numerosas preguntas. Según sus abogados, la fundación busca demostrar posibles irregularidades en el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., alegando un trato preferencial para el príncipe Harry. Aunque el caso afecta directamente al duque, los abogados señalan que la investigación se centra en el comportamiento general del Departamento de Seguridad Nacional.
La historia tomó un giro inesperado cuando Heritage presentó una demanda para que los documentos fueran hechos públicos, basándose en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información. Inicialmente, la solicitud fue rechazada por el Departamento de Seguridad Nacional, lo que llevó a la fundación a emprender una batalla legal. El objetivo de la organización es comprobar que la entrada del príncipe a EE. UU. fue completamente legal, sin favoritismos, y de acuerdo con las leyes migratorias.
Un aspecto que ha llamado la atención de la fundación es el pasado del príncipe Harry en cuanto al consumo de drogas recreativas, tema que él mismo abordó en su autobiografía Spare. En el libro, el príncipe admitió haber probado cocaína a los 17 años y hongos alucinógenos en 2016, lo que podría ser un obstáculo legal para obtener una visa. Samuel Dey, abogado de Heritage, expresó a CNN que el príncipe Harry ha hablado abiertamente sobre estos episodios, lo que genera dudas sobre si su solicitud migratoria fue manejada correctamente.
La Fundación Heritage ha señalado que el príncipe solo tenía un par de opciones para ingresar legalmente a EE. UU. Una de ellas sería mediante una visa diplomática, aunque la organización duda que esa haya sido la ruta elegida, dada su relación actual con la familia real. La otra opción sería una exención por su historial de consumo de sustancias, pero este proceso podría tomar años y no garantiza la aceptación.
Si el príncipe Harry ingresó a EE. UU. sin haber solicitado una exención, la fundación argumenta que eso podría ser considerado ilegal. Actualmente, el príncipe Harry y su esposa, la estadounidense Meghan Markle, viven en Montecito, California, donde también residen otras celebridades como Oprah Winfrey y Katy Perry. La pareja se mudó a EE. UU. en 2020, declarando su independencia económica de la familia real.



