A pesar de haber obtenido una cita con las autoridades de EE. UU. a través de CBP One, más de 250 migrantes, incluidos María José de Honduras, enfrentan un arduo camino hacia la frontera norte de México, donde las gélidas temperaturas suponen un desafío adicional. Después de despedirse de sus familiares en Tapachula, abordaron autobuses con destino a Ciudad Juárez, un viaje de 18 horas hacia un destino que no solo les ofrece la esperanza de asilo, sino también el riesgo de las bajas temperaturas extremas, que en algunos casos han provocado la caída de nieve.
Muchos de los migrantes, que llevan meses en el sur de México, son conscientes de que una cita no garantiza el asilo permanente en Estados Unidos. Sin embargo, consideran esta oportunidad como un paso crucial. “Gracias a Dios, al menos tenemos una oportunidad”, expresó uno de ellos.
En Ciudad Juárez y El Paso, Texas, las temperaturas frías han obligado a los migrantes a adaptarse a un clima que nunca habían experimentado, como es el caso de Odín, un migrante venezolano. “Es difícil… uno nunca había estado en un lugar tan frío”, comentó.
Debido al clima extremo, muchos migrantes deben refugiarse en albergues locales mientras esperan su cita con las autoridades estadounidenses. Las autoridades han informado de tres muertes por hipotermia en los últimos días en el estado. “Debemos asegurar que estén en un lugar caliente”, destacó un funcionario local.
Este traslado desde la frontera sur hacia el norte forma parte de una política implementada por el gobierno mexicano. Sin embargo, miles de migrantes siguen en la incertidumbre, especialmente ante la posibilidad del regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU., lo que agrega más incertidumbre a su futuro.