Washington, D.C. – En una decisión sin precedentes, la administración del expresidente Donald Trump despidió a más de una docena de fiscales del Departamento de Justicia, quienes participaron en investigaciones penales en su contra. Según reportes iniciales de Fox News, los despidos, que tuvieron efecto inmediato, fueron justificados por una presunta “falta de confianza” hacia estos funcionarios.

Un giro abrupto en el Departamento de Justicia

El secretario de Justicia interino, James McHenry, emitió un comunicado señalando que la medida responde a la necesidad de alinear al Departamento con los objetivos del gobierno. “Este día, el secretario de Justicia interino James McHenry despidió a algunos funcionarios del Departamento de Justicia que desempeñaron un importante papel en los procesos contra el presidente Trump. A la luz de sus acciones, el secretario de Justicia interino no confía en que estos funcionarios ayuden a implementar fielmente la agenda del presidente”, declaró.

Esta acción forma parte de lo que el gobierno de Trump describe como un esfuerzo para “dejar de utilizar al gobierno como arma”. Sin embargo, ha generado fuertes críticas por parte de expertos legales y observadores políticos, quienes ven en este movimiento un intento por debilitar la independencia del Departamento de Justicia.

Contexto de los despidos

Los fiscales afectados formaban parte del equipo liderado por Jack Smith, fiscal especial encargado de las investigaciones penales relacionadas con el expresidente. A pesar de la tradición de mantener a fiscales de carrera en sus cargos a través de distintas administraciones, el gobierno de Trump tomó la decisión de destituirlos, señalándolos como supuestos opositores a su administración.

Esta medida llega apenas días después de la reasignación de varios funcionarios de carrera hacia otras divisiones del gobierno, en lo que algunos analistas consideran una purga sistemática para eliminar a empleados percibidos como desleales.

La abrupta destitución de los fiscales ha sido recibida con preocupación en círculos judiciales y políticos. Expertos advierten que este tipo de acciones socavan la independencia del sistema de justicia estadounidense y generan un precedente peligroso.

“La independencia del Departamento de Justicia es fundamental para el Estado de derecho. Este tipo de acciones pone en peligro la confianza pública en la justicia y refuerza la percepción de que las instituciones están siendo utilizadas con fines políticos”, expresó un exfuncionario del Departamento de Justicia bajo condición de anonimato.

Grupos de defensa de la transparencia gubernamental también han señalado que los despidos envían un mensaje intimidante a los funcionarios de carrera que trabajan en investigaciones delicadas, disuadiéndolos de actuar con imparcialidad por temor a represalias.

Un reflejo de tensiones en el gobierno

Este movimiento refuerza la percepción de tensiones internas dentro del Departamento de Justicia, especialmente en el contexto de investigaciones de alto perfil contra el expresidente Trump. Los despidos de fiscales, calificados por algunos como un intento de consolidar lealtades dentro de la institución, representan un desafío para la autonomía del poder judicial en un momento crítico para la democracia estadounidense.

A medida que surgen más detalles sobre la destitución de los fiscales, se espera un intenso debate sobre las implicaciones de esta medida para la justicia y la gobernanza en Estados Unidos.