En un acto de brutalidad sin precedentes, un líder de banda haitiana, ha sido señalado como responsable del asesinato de más de 200 personas, en su mayoría ancianos. Según los reportes, el líder habría ordenado las ejecuciones al culpar a las víctimas de haber realizado prácticas de brujería y vudú que supuestamente causaron la muerte de su hijo.
El episodio tuvo lugar en la costa sur de Haití, donde la banda desató una ola de violencia que ha conmocionado al país y a la comunidad internacional. Las víctimas, principalmente adultos mayores, fueron acribilladas a balazos en un acto que refleja el caos y la impunidad que reinan en varias zonas de Haití, controladas por pandillas armadas.
Este evento se suma a un año particularmente sangriento para Haití, con más de 5,000 asesinatos registrados en lo que va de 2024, según datos de la ONU y organismos internacionales de derechos humanos.
Reacciones internacionales
El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Sr. Türk calificó los hechos como una muestra más de la profunda crisis humanitaria y de seguridad que vive Haití. Organizaciones como Human Rights Watch también han condenado los asesinatos, exigiendo medidas inmediatas para proteger a la población civil.
Sin embargo, la respuesta internacional sigue siendo limitada. Estados Unidos, Francia y Canadá han sido criticados por su inacción ante la crisis haitiana. Mientras tanto, la reciente intervención de fuerzas de paz kenianas, autorizada por la ONU, ha generado escepticismo sobre su efectividad frente a la compleja red de violencia y corrupción en el país.
El comunicador Graymer Méndez, durante su intervención en el “Zol FM”, lamentó la indiferencia de las potencias mundiales ante el sufrimiento del pueblo haitiano. Méndez señaló que los líderes internacionales solo reaccionan cuando los problemas haitianos afectan a países vecinos, como República Dominicana.
“El mundo organizado occidental ha permitido que se derrame sangre inocente en Haití sin mover un dedo. Se señala constantemente a la República Dominicana, mientras Haití se hunde en un caos perpetuo”, expresó Méndez, refiriéndose a la falta de soluciones estructurales para el país vecino.
Un país atrapado en el caos
El caso de este dicho lider de banda haitiana, refleja un problema sistémico más amplio. La falta de un registro civil válido, instituciones democráticas funcionales y un sistema de justicia operativo han sumido a Haití en un estado de anarquía. Las bandas armadas controlan amplias regiones del país, desafiando cualquier intento de autoridad. Además, la corrupción y la falta de voluntad política agravan la crisis, dejando a la población atrapada entre la violencia de las pandillas y la indiferencia de sus líderes.
Haití enfrenta una crisis humanitaria y de seguridad de dimensiones históricas. Mientras las víctimas continúan acumulándose, la comunidad internacional debe asumir un rol más activo para garantizar la paz, la estabilidad y la reconstrucción de un país que ha sido golpeado por siglos de explotación, corrupción y abandono.