La tragedia ha golpeado nuevamente a la familia Ramón, quienes a poco más de un año del asesinato de Nicoly Altagracia Ramón, estrangulada por su esposo Mario Julio Sedano, enfrentan otra pérdida devastadora. Nicolás Ramón, hijo de la víctima, se quitó la vida la noche de Nochebuena, afectado por una profunda depresión provocada por la falta de justicia en el caso de su madre.
El joven, de tan solo 18 años, ingirió veneno en su hogar ubicado en el barrio Aguas Locas del sector Las Américas. Según sus familiares, Nicolás no pudo sobrellevar el dolor de perder a su madre ni el sentimiento de impunidad, ya que el asesino continúa prófugo.
“Se envenenó al no soportar la depresión de la muerte de su madre y al ver que no se ha hecho justicia. Esto nos ha destruido como familia,” expresó entre lágrimas el abuelo del joven, quien asegura sentirse “muerto en vida” tras estas dos irreparables pérdidas.
La comunidad, conmocionada, ha señalado que el caso refleja las desigualdades en el acceso a la justicia. Don Nicolás Ramón, patriarca de la familia, manifestó su indignación: “Aquí en este país, si no tienes dinero, no te oyen. La justicia no ha hecho nada por nosotros porque somos pobres.”
El Comité de Derechos Humanos local también denunció que el asesino tiene un historial de violencia contra mujeres y temen que pueda volver a atacar: “Mario Julio Sedano no solo mató a Nicoly. Su patrón es claro: se gana la confianza de las mujeres y luego las asesina. Tememos por quienes puedan estar cerca de él ahora.”
El pasado domingo, la familia realizó una misa en memoria de Nicoly y Nicolás, renovando su clamor por justicia. Las autoridades, por su parte, no han ofrecido avances concretos sobre el caso, dejando a la familia sumida en el dolor y la incertidumbre.
Este trágico episodio pone en evidencia la urgencia de reforzar los mecanismos de protección a las víctimas de violencia de género y de garantizar la igualdad en el acceso a la justicia, sin importar la condición económica de los afectados.