El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha generado un gran revuelo tras anunciar una invitación al presidente chino Xi Jinping para asistir a su posible toma de posesión el 20 de enero de 2025, en caso de ganar las elecciones. Este gesto rompe con una tradición protocolaria de Estados Unidos, que históricamente no contempla la presencia de dignatarios extranjeros en ceremonias de este tipo.

Reacciones Internacionales

La noticia, confirmada por medios como CBS citando fuentes de la campaña de Trump, ha polarizado opiniones. Algunos analistas ven en esta invitación un intento estratégico por suavizar las tensiones entre las dos potencias mundiales, mientras que otros consideran que podría tratarse de una maniobra política sin precedentes que podría complicar la relación entre ambos países.

Desde Washington, la embajada china ha mantenido silencio al respecto, indicando que cualquier decisión requeriría la aprobación del Partido Comunista y el Consejo de Estado en China. Según expertos en política internacional, el sistema chino no permite movimientos diplomáticos sin un consenso previo del buró político del partido.

Protocolo y Seguridad

La posible asistencia de Xi Jinping plantea desafíos logísticos y de seguridad. Estados Unidos nunca ha tenido la presencia de un líder extranjero en una toma de posesión presidencial, por lo que no existe un protocolo establecido para manejar este tipo de situación. Además, cualquier decisión de este calibre dependería de una agenda bilateral clara, algo que no parece haber sido discutido públicamente.

Esta invitación surge en un momento en el que la relación entre Estados Unidos y China enfrenta tensiones económicas y estratégicas. Trump ha sido conocido por su política de “mano dura” hacia China durante su mandato, lo que añade un matiz intrigante a esta invitación.

Por ahora, el mundo espera la respuesta oficial de China, mientras los expertos debaten las implicaciones de este gesto inusual en la política internacional.