El futuro del caso de los hermanos Lyle y Erik Menéndez, acusados de asesinar a sus padres en 1989, quedó en suspenso luego de la reciente elección de Nathan Homan, un fiscal independiente, como nuevo fiscal del condado de Los Ángeles. Homan, quien tomará posesión del cargo el 2 de diciembre, reemplazará a George Gascón, quien recientemente recomendó revisar la sentencia de los hermanos Menéndez, una revisión que está programada para el 11 de diciembre.
Gascón había solicitado al juez Michael Jess que impusiera una nueva sentencia de 50 años o cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional, tras la presentación de nueva evidencia de posibles abusos sufridos por los Menéndez durante su infancia. Sin embargo, Homan ha manifestado que desea revisar cuidadosamente el expediente antes de tomar una decisión, lo que pone en duda si la revisión de la sentencia programada para este mes se llevará a cabo.
El nuevo fiscal se mostró neutral respecto a revisar o no la sentencia, aclarando que no está ni a favor ni en contra de dicha medida. La defensa de los hermanos Menéndez también tiene otras dos opciones legales, aunque ambas son vistas como complicadas. Una de ellas es la solicitud de habeas corpus, una moción que podría reducir la sentencia o incluso liberarlos, aunque expertos criminalistas consideran que esta es casi inviable. La otra opción sería solicitar un perdón o indulto del gobernador de California, Gavin Newsom, aunque históricamente, las solicitudes de indulto rara vez son aprobadas.
Durante una entrevista reciente, Newsom indicó que el caso debe regresar a la corte y continuar con la revisión de sentencia, un proceso que terminaría en su escritorio, donde tendría que decidir si aprueba o no una nueva sentencia.
Mientras tanto, los abogados de los Menéndez expresaron su esperanza de que los hermanos puedan estar de regreso en casa para el Día de Acción de Gracias, aunque el futuro del caso sigue siendo incierto mientras se esperan las decisiones de los nuevos actores legales involucrados.