El comunicador Manuel Cruz generó una fuerte reacción con sus declaraciones sobre la situación migratoria entre República Dominicana y Haití, en las que sostuvo que la defensa de los intereses nacionales es un deber inquebrantable para cualquier ciudadano dominicano.

Durante su intervención en el programa El Zol FM, Cruz abordó las recientes protestas en el país por parte de ciudadanos de ascendencia haitiana que reclaman la nacionalidad dominicana. El comunicador defendió el derecho a la manifestación, pero fue enfático al afirmar que el hecho de protestar no garantiza derechos automáticos, y subrayó que la legislación dominicana es clara respecto a los descendientes de haitianos en situación irregular.

“El derecho a manifestarse es fundamental, pero eso no significa que tendrán lo que reclaman. Ningún descendiente de haitiano en estado irregular tiene derecho a la nacionalidad dominicana”, afirmó Cruz, destacando que las leyes de República Dominicana y la Constitución haitiana confirman la nacionalidad de los descendientes haitianos.

Sin embargo, fue su contundente comentario sobre la identidad nacional lo que más revuelo ha causado: “El que no es capaz de defender los intereses de la República Dominicana no va a ser dominicano, ni que lo diga Jesucristo“. Para Cruz, la defensa del país debe estar por encima de cualquier otro interés, señalando que los que no lo hacen no pueden considerarse verdaderamente dominicanos, sin importar su estatus legal.

El comunicador también criticó la entrega de la nacionalidad dominicana a Mario Vargas Llosa, a quien calificó de “enemigo de la República Dominicana”, y expresó su decepción con el presidente Luis Abinader por haber otorgado dicha distinción. “Yo no voy a olvidar eso nunca, presidente”, expresó Cruz en tono severo.

Cruz concluyó su intervención haciendo un llamado a detener las prácticas que contribuyen a la crisis migratoria, criticando tanto al gobierno actual como a administraciones pasadas, por lo que describió como la “venta de visas a granel”. Además, enfatizó que, aunque el país debe ser solidario con Haití, no puede cargar con la responsabilidad de resolver los problemas del país vecino.