En una operación de gran envergadura, el ejército de Israel ha logrado eliminar a la cúpula militar de Hizbulá, incluida su figura más prominente, Hasán Nasrala, líder de la organización. Este golpe devastador contra la estructura del grupo, considerado como una de las principales amenazas para Israel en la región, se llevó a cabo en medio de tensiones crecientes en la frontera con el Líbano.
El ataque, que involucró operaciones coordinadas de inteligencia y bombardeos de precisión, fue descrito por fuentes militares como “uno de los más significativos en los últimos años” en la lucha contra Hizbulá. La eliminación de Nasrala y su círculo más cercano marca un duro golpe a la capacidad de liderazgo y operativa de la organización, que durante años ha sido un actor clave en los conflictos en la región.
Hizbulá, respaldado por Irán, ha estado involucrado en varios enfrentamientos con Israel y ha sido acusado de desestabilizar la región a través de su apoyo a grupos militantes en Gaza y Cisjordania. Nasrala, quien lideraba el grupo desde 1992, fue conocido por su retórica incendiaria contra Israel y su rol en la expansión del poder militar de Hizbulá.
Tras la eliminación de Nasrala, Hizbulá emitió un comunicado en el que reafirma su compromiso de continuar con la “resistencia” y seguir apoyando a los “pueblos oprimidos de Gaza y Cisjordania”. El comunicado también advirtió que la muerte de su líder no quedará sin respuesta y que “la agresión enfrentará una retribución justa”.
Este ataque se produce en un contexto de tensión regional, con enfrentamientos esporádicos entre milicias palestinas e Israel. Analistas internacionales señalan que la eliminación de Nasrala podría generar una escalada en el conflicto, a medida que Hizbulá busque vengar la muerte de su líder. No obstante, el gobierno israelí ha declarado que no tolerará ninguna amenaza a su seguridad y continuará actuando contra aquellos que atenten contra la paz en la región.