En un soleado miércoles parisino, la alcaldesa Anne Hidalgo descendió cautelosamente por una escalera y se sumergió en las aguas azul-café del Sena, marcando un momento histórico para la ciudad. Con un traje de neopreno y unos pequeños anteojos oscuros, Hidalgo demostró a los fotógrafos y a las cámaras de televisión que la seguían en barco su confianza en la limpieza del río.

Este gesto simbólico de la alcaldesa subraya un esfuerzo de limpieza monumental que muchos creían improbable. Durante un siglo, bañarse en el Sena ha estado prohibido, y durante décadas, los legisladores franceses han aspirado a que el río esté lo suficientemente limpio para ser seguro para el baño y para la vida acuática.

La Operación de Limpieza y los Juegos Olímpicos

La limpieza del Sena, que ha costado 1,400 millones de euros (unos 1,500 millones de dólares), es una pieza central de lo que París denomina “los Juegos más ecológicos de la historia”. Este esfuerzo no solo permitirá que el Sena acoja varias pruebas olímpicas de natación durante los Juegos de 2024, sino que también abrirá tres zonas públicas de baño después de los eventos.

El objetivo de la limpieza del Sena va más allá de permitir la natación. Se trata de proteger una fuente vital de agua potable y de restaurar el ecosistema del río para que la vida acuática, incluidos los peces como el famoso siluro parisino, pueda prosperar. Esta operación pretende devolver al Sena su esplendor y garantizar su sostenibilidad a largo plazo.

Críticas y Controversias

Sin embargo, el ambicioso proyecto no está exento de controversias. En un intento por evitar críticas que enfrentan los proyectos medioambientales con las necesidades de la gente común, la promesa de nadar en el Sena busca ofrecer una compensación a los parisinos por el uso de fondos públicos en la restauración del río.

En redes sociales, algunos detractores han creado campañas bajo los hashtags #JeChieDansLaSeine y #IPooInTheSeine, como protesta por el elevado costo del proyecto en medio de una crisis económica. Aunque no hay evidencia de que alguien haya seguido estas amenazas, la campaña refleja el descontento de algunos sectores de la población.

A pesar de las críticas, el proyecto de limpieza del Sena representa un esfuerzo significativo por parte de la ciudad de París para equilibrar las necesidades medioambientales con las de sus ciudadanos. Al nadar en el Sena, Anne Hidalgo no solo simboliza la culminación de un esfuerzo de décadas, sino que también invita a los parisinos a imaginar un futuro en el que el río más romántico del mundo sea nuevamente un lugar de vida y recreación.

Este proyecto, con su ambiciosa visión y sus desafíos, dejará un legado duradero para París y sus habitantes, demostrando que con determinación y recursos, incluso los desafíos medioambientales más grandes pueden ser superados.