El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha anunciado en la madrugada de este martes su intención de dimitir en cuanto se establezca un consejo presidencial de transición. Este paso, dado en respuesta a la presión internacional, busca enfrentar la espiral de violencia que ha sumido al país en una crisis sin precedentes, caracterizada por una creciente actividad de bandas criminales.

El anuncio de Henry llega justo después de una reunión de alto nivel en Jamaica, donde destacados funcionarios de Estados Unidos y líderes del bloque del Caricom se unieron para buscar soluciones urgentes a la crisis haitiana. Entre ellos se encontraba el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, quien ha expresado la necesidad imperante de detener la violencia y acelerar la transición en el país caribeño.

Sin embargo, el camino hacia la estabilidad en Haití aún no está claro. Ariel Henry se encuentra fuera del país desde hace varios días, incapaz de regresar debido al cierre de los principales aeropuertos internacionales a causa de la violencia desatada por las bandas criminales. Tras serle prohibido aterrizar en República Dominicana, el mandatario haitiano llegó a Puerto Rico hace una semana.

La situación en Haití es alarmante: estaciones de policía incendiadas, el aeropuerto principal atacado y prisiones allanadas, resultando en la fuga masiva de miles de reclusos. Decenas de personas han perdido la vida y más de 15.000 se encuentran sin hogar, mientras que los suministros básicos como alimentos y agua escasean cada vez más.

Con el puerto principal de Puerto Príncipe cerrado, decenas de contenedores con suministros críticos quedan varados, exacerbando aún más la crisis humanitaria en el país. En medio de este panorama desolador, la dimisión de Ariel Henry y los esfuerzos internacionales por encontrar una solución representan un rayo de esperanza para el pueblo haitiano en su lucha por la estabilidad y la paz.