El 12 de junio, la Organización de las Naciones Unidas conmemoró el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y reveló cifras alarmantes sobre este fenómeno: aproximadamente 160 millones de niños están involucrados en el trabajo a nivel mundial tras un aumento de 8,4 millones en los últimos cuatro años.

Fernando Morales de la Cruz, periodista y analista político, hizo una declaración en Panorama Mundial en la que afirmó que la cifra de menores que se ven obligados a trabajar es incluso mayor a la reportada por la ONU.

En el informe se destaca asimismo un aumento sustancial de la cantidad de niños de 5 a 11 años que trabajan, y que actualmente representan algo más de la mitad de todos los casos de trabajo infantil a escala mundial.

 

Las consecuencias del trabajo infantil

 

El trabajo infantil conlleva una serie de consecuencias perjudiciales para los niños y su desarrollo. Algunas de las principales consecuencias del trabajo infantil son:

  • Privación de la educación: Los niños que trabajan a menudo se ven obligados a abandonar la escuela o tienen acceso limitado a la educación. Esto perpetúa el ciclo de pobreza y les impide adquirir habilidades necesarias para un futuro sostenible.
  • Riesgos para la salud y seguridad: Los niños expuestos al trabajo infantil están expuestos a condiciones peligrosas y tareas físicamente agotadoras. Pueden sufrir lesiones, enfermedades ocupacionales y problemas de salud a largo plazo.
  • Explotación y abuso: Los niños que trabajan son más propensos a ser explotados, maltratados y sometidos a abusos físicos, emocionales y sexuales. Están expuestos a situaciones de trata de personas y trabajo forzado.

Ver también: Los Niños Abusados Y Los Medios De Comunicación Y Redes Sociales

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