Un estudio realizado por la Universidad de Stanford ha revelado que las estufas de gas pueden generar la acumulación de toxinas, lo cual representa un riesgo de cáncer comparable al de la exposición al humo de cigarrillo de segunda mano.

La doctora Juanita Mora advirtió que esto puede aumentar la probabilidad de problemas cardiovasculares e infecciones respiratorias.

Ante esta situación, ciudades como Los Ángeles y Nueva York ya han implementado medidas para prevenir la instalación de estufas de gas en nuevas construcciones.

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La exposición al benceno, según el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU., ha sido asociada con un mayor riesgo de desarrollar leucemia y otras enfermedades de la sangre.

Se ha destacado que, aunque una adecuada ventilación puede ayudar a reducir las concentraciones de contaminantes, se ha descubierto que los extractores de aire no suelen ser efectivos para eliminar la exposición al benceno.

Los investigadores han obtenido datos alarmantes al examinar las estufas de gas en 87 hogares ubicados en California y Colorado.

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