Hablando desde la Casa Blanca, Biden reconoció los fuertes vientos políticos que soplan en contra mientras trata de aumentar la presión sobre el Congreso para que apruebe límites más estrictos para las armas, después de que tales esfuerzos fracasaran tras ataques previos.

Repitió su llamado a restablecer la prohibición a la venta de armas de asalto y de cargadores de gran capacidad, y dijo que si el Congreso no acepta todas sus propuestas, al menos debe encontrar puntos en común, como impedir que las personas con problemas de salud mental tengan acceso a las armas de fuego o aumentar de 18 a 21 años la edad para comprar armas de asalto.

“¿Cuánta más carnicería estamos dispuestos a aceptar?”, preguntó Biden después de que la semana pasada un hombre de 18 años asesinara a 19 niños y dos maestras en una escuela primaria en Uvalde, Texas, y que el miércoles un hombre matara a cuatro personas antes de quitarse la vida en un centro médico de Tulsa, Oklahoma.