El tema de la seguridad pública alcanza niveles de deterioro tales que ha puesto de rodillas a todas las estructuras gubernamentales, llevándose de encuentro a las que por la Constitución y la Ley tienen que afrontar ese flagelo local y global: el Ministerio de Interior y Policía, órgano rector de las políticas públicas de prevención y fiscalización y la propia Policía Nacional garante de proteger la vida y los bienes de los ciudadanos.

La reversión de los niveles de inseguridad que vivimos por décadas no es fácil de lograr, pero es posible siguiendo un riguroso esquema de trabajo que, de acuerdo a la experiencia que adquirí en el Estado, necesita una buena gerencia para impedir que la sociedad dominicana se convierta en inhabitable en poco tiempo.