El neurocirujano Ariel Henry asumió este martes la presidencia de Haití. El exmandatario asesinado, Jovenel Moïse, había designado a Henry como su sucesor dos días antes de su muerte, pero sin contar con el apoyo de los partidos locales.

Al momento de jurar en el cargo, Henry convocó a la unidad nacional y a hacer un esfuerzo conjunto para “frenar esta carrera hacia el abismo”.

El designado mandatario aseguró que solo el diálogo y la consulta permitirán definir los contornos de las políticas a seguir durante este período, y adoptar las decisiones esenciales para la transformación de la sociedad, en especial las condiciones de vida de los más vulnerables.

Después del magnicidio de Moïse, Henry había recibido el apoyo del partido gobernante, el Tet Kale, pero ese gesto se diluyó rápidamente.

“El señor Ariel Henry ha hecho una muestra de un egoísmo, de un egocentrismo sin límite. Hay que darse cuenta que no hay salida sin una propuesta concertada, sin algo que tenga el mínimo consenso nacional”, evaluó el médico y analista político, Jean Hénold Buteau.