Encerrados en una celda de 27 pies de largo y 7 de ancho, sin ventilación ni ventanas, con temperaturas que ascendían los 40 grados y donde para dormir se turnaban con el fin de recibir una leve corriente de aire que entraba por los barrotes de la puerta, así describió Miguel José Moya sus noches encarcelado junto a siete de los involucrados en un presunto caso de corrupción denominado “Operación Medusa”.

“Es una experiencia de confinamiento muy dramática, estás allí con 7 personas de personalidad distinta, carácter distinto y maneras de reaccionar a ese ambiente de manera distinta”, dijo José Moya durante una entrevista al programa radial matutino El Sol de la Mañana, transmitido por Zol 106.5.