El asesinato del presidente de la República de Haití, Jovenel Moise es un hecho que ha conmocionado a la comunidad internacional, en un confuso magnicidio perpetrado en su residencia privada en una operación tipo comando por “un grupo de individuos no identificados”, de acuerdo al comunicado leído por el primer ministro interino, Claude Joseph.

El asesinado mandatario deja una nación sumida en una gran crisis económica, social, sanitaria, medioambiental, y de manera particular de tipo político, consecuencia quizás de sus ambiciones de permanecer en el poder violentando la Constitución de la República, que lo condujo a abolir el parlamento, suprimir los jueces del Tribunal Superior de Justicia y gobernar por decreto como un dictador.