Según datos de la organización mundial de la salud (OMS) la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial. Además, se estima que es la causa principal en un porcentaje nada despreciable de algunas enfermedades como diabetes o cardiopatía isquémica.

Se ha estudiado que el ejercicio físico regular disminuye el grado de ansiedad, mejorando el estado de ánimo y la autoestima, así como la calidad del sueño.

Además, cuando es de carácter aeróbico, activa las principales estructuras cognoscitivas de los individuos, lo que puede actuar como elemento de prevención de trastornos relacionados con el sueño, como por ejemplo el hipersomnio.