Aunque esta posición no representa la generalidad de la comunidad cristiana protestante y es rechazada por líderes evangélicos, concilios y ministerios, no es menos cierto que el rechazo hacia las vacunas contra el SARS-COV-2 ha ido calando en grupos religiosos de tal manera que algunos están dispuestos a asumir cualquier costo con tal de no ser inyectados con los fármacos que se aplican contra el coronavirus.

Esta conducta también es adoptada en otras partes del mundo, ya que en torno a las vacunas contra la covid-19, gravitan distintas teorías que promueven la no aplicación de estas. Algunas parecen tener cierto asidero científico, las hay de índole religioso y otras se fundamentan en un supuesto plan conspirativo contra la humanidad.