La adulteración, falsificación y venta de bebidas alcohólicas ilícitas y sin control de calidad genera rentabilidad con alto riesgo sanitario. El peligro se evidencia con las decenas de casos de hospitalización, lesiones graves de salud e incluso las muertes registradas por esa causa.

El principal componente mortal usado para la fabricación de estos licores ilegales es el metanol en concentraciones superiores al 50%, un químico utilizado como disolvente de pinturas, para productos de limpieza y otros usos industriales no aptos para consumo humano.