El pasado sábado, el presidente Luis Abinader presentó ante el Congreso su rendición de cuentas correspondiente al año 2020, un año marcado por la pandemia del COVID-19. Este informe, aunque debía abarcar sólo los seis meses de su gestión, incluyó también los seis meses de la administración anterior bajo la continuidad del Estado. En un contexto de crisis sanitaria y económica, el discurso se enfocó en una visión optimista hacia el futuro, destacando proyectos de infraestructura y reformas, pero dejando interrogantes sobre el financiamiento de estas iniciativas.

El presidente resaltó logros como la incorporación de más de 2.2 millones de personas al programa de salud de Senasa y anunció el impulso de proyectos de ley para revisar la estructura de costos, como los relacionados con los precios de combustibles. Sin embargo, los expertos señalan que el discurso, aunque completo en términos de tradición política, careció de profundidad en la rendición de cuentas de los primeros meses de gestión y en las medidas concretas para materializar las propuestas planteadas.

Ricardo Pérez Fernández, politólogo y economista, destacó que el discurso se centró más en vender una visión de nación que en detallar los resultados alcanzados. Por su parte, Miguel Collado Franco, economista y director del CREES, criticó la falta de claridad sobre cómo se financiarán los ambiciosos proyectos mencionados, como nuevas carreteras, hospitales y planes de vivienda. Según Collado, “muchos de los proyectos presentados carecen de detalles sobre su financiamiento y generan dudas sobre la sostenibilidad fiscal del país”.

En el aspecto fiscal, el discurso generó preocupaciones. Juan Miguel Pérez, sociólogo, advirtió que las aspiraciones planteadas por el presidente serán imposibles sin una reforma fiscal que implica, inevitablemente, más impuestos. “El pacto fiscal será doloroso, pero es la única manera de materializar los anhelos futuros que plantea el gobierno”, afirmó Pérez, señalando la deuda significativa que ha dejado la pandemia y el impacto económico que ha tenido en el país.

El discurso del presidente Abinader, aunque bien recibido por su tono esperanzador, fue calificado como un reto mediático. Los analistas coinciden en que la palabra debe ir acompañada de acciones concretas, especialmente en un contexto donde la población espera reformas urgentes en áreas clave como la estructura fiscal. Con una pandemia que aún pesa sobre las finanzas públicas y un sistema tributario que necesita modernización, el país enfrenta grandes desafíos para convertir las proyecciones en realidad.

El optimismo mostrado por el presidente es un reflejo de sus aspiraciones de transformación, pero las decisiones en torno al financiamiento, la sostenibilidad fiscal y las reformas pendientes determinarán el verdadero alcance de su gestión en los próximos años.