Tecno, láser y llena hasta la bandera. Es la pista de baile de la discoteca “Super Mono” en Wuhan. Hace un año esta ciudad china de 11 millones de habitantes era una ciudad muerta, clausurada por ser el epicentro de una epidemia desconocida.
El gerente de la discoteca: “Es cierto que comparado con los confinamientos de otros países el nuestro está medio abierto, pero todavía hay mucha gente que se siente incómoda”.
Para entrar hay que llegar con la mascarilla puesta y dejarse tomar la temperatura. Los que tengan 37,3 o más, no pueden pasar; los demás tienen vía libre hasta la pista. Allí pueden quitarse la mascarilla, fumar y bailar apretujados. Una libertad recobrada, dicen, después de tantos sacrificios.