En materia de creación de marcas nacionales, la originalidad total es imposible. Todo está creado previamente: formas, conceptos y tipografías, por lo que nos negamos a subir al carrusel de moda de momento a juzgar y condenar con el tema Marca Nacional para danzar en el festival de lo fácil y popular: la crítica y condena, sin plantear una solución que nos deje como ventaja una marca nacional que refleje el sentir, el ser, el potencial y la oferta de lo dominicano.

La originalidad, para estos casos, no es el problema: se trata de que sea representación fiel de lo mejor de un país, que sea recordable, que despliegue la idea del potencial de lo mejor de un pueblo.