Con tres detenidos bajo prisión preventiva y una investigación que se ha tornado silente, el suicidio del arquitecto David Rodríguez García, quien puso en evidencia la red de corrupción que se había enquistado en la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE).

Un pedazo de papel escrito con tinta verde, a mano y en cursiva, fue lo último dejado por Rodríguez García en el baño de la entidad estatal antes de dispararse a la cabeza.

¨Me dejé llevar de promesas por parte de Joel Soriano y Alejandro de los Santos, incurriendo en deudas que me son imposible de pagar, pues ellos se han ido quedando con todo¨, citaba la nota encontrada junto al cadáver.