Por décadas, el nombre de Pablo Escobar ha sido sinónimo de poder, violencia y riqueza extrema. Sin embargo, pocos conocen el verdadero destino de esa colosal fortuna tras la muerte del narcotraficante más famoso de Colombia. En una entrevista exclusiva, Juan Pablo Escobar, hijo del líder del Cártel de Medellín, revela los secretos y desafíos que ha enfrentado su familia desde la muerte de su padre en 1993.
A sus 16 años, Juan Pablo ya vivía rodeado de lujo, aunque según sus palabras, la situación no era tan idílica como parecía. “Teníamos millones de dólares en efectivo, pero no podíamos gastar ni 100 dólares. Pasábamos hambre”, confiesa Juan Pablo, resaltando la paradoja de vivir rodeado de riquezas pero sin poder acceder a ellas.
Una de las propiedades más icónicas de Pablo Escobar, la Hacienda Nápoles, era un reflejo del poder y la extravagancia de su imperio. Con 3.000 hectáreas, lagos artificiales y un zoológico privado, la hacienda fue expropiada tras la caída del narcotraficante. Según Juan Pablo, el Estado colombiano confiscó gran parte de los bienes de su padre, pero en lugar de usarlos para reparar a las víctimas, “se los robaron los políticos”. Para Juan Pablo, este hecho sigue siendo una profunda injusticia que afecta su percepción sobre la administración pública en Colombia.
Además de las acciones del gobierno, Juan Pablo también señala a sus propios familiares como parte de los que se beneficiaron de la fortuna de su padre. “Mis tíos se quedaron con parte del dinero y, a pesar de todo lo que hizo mi padre por ellos, nos tienen un odio visceral”, afirma con desilusión. Para él, la ingratitud de sus familiares es una de las traiciones más dolorosas que ha enfrentado desde la muerte de su padre.
Hoy en día, Juan Pablo Escobar asegura que las cuentas que quedan de la fortuna de su padre son mínimas. “Mis cuentas llegan a unos ocho millones de dólares, pero comparado con lo que alguna vez tuvo mi padre, eso no es nada”, señala. En comparación con los lujos que solía disfrutar su familia, la vida actual de Juan Pablo es mucho más modesta, marcada por las cicatrices del pasado y las constantes disputas legales por los bienes restantes.
La historia de la fortuna de Pablo Escobar no solo es la de un imperio derrumbado, sino también la de un hijo, Juan Pablo Escobar, que ha tenido que cargar con las consecuencias de las decisiones de su padre, mientras lucha por encontrar su propio lugar en un mundo que nunca lo ha dejado escapar de su apellido.



