El tiempo sigue su curso sin que se tengan noticias de Paola Languasco, una joven abogada de 37 años que desapareció tras salir de su hogar en Puerto Plata para encontrarse con un amigo en Santiago. La última vez que se supo de ella fue el lunes 6 de abril, cuando estaba en camino a la reunión. Desde entonces, la familia de Paola ha vivido una angustia interminable, con pocos avances en la investigación por parte de las autoridades.

El lunes de su desaparición, Paola se encontraba en un salón de belleza preparándose para el encuentro. Durante este tiempo, recibió más de 15 llamadas de Ambiorix Nepomuceno, un conocido que insistía en reunirse con ella. Según el estilista que la atendió, Nepomuceno parecía estar bajo los efectos del alcohol, lo que despertó sospechas.

A las 5 de la tarde, Paola salió de su casa vestida con un pantalón blanco y una blusa blanca, y fue recogida por un taxi que la llevó a un complejo en Jardines del Norte. Manteniéndose en contacto con su madre, Paola envió un último mensaje de voz a las 9:39 de la noche, asegurando que estaba bien, pero con un tono que sonaba extraño.

La última imagen de Paola fue enviada a un primo a las 11:30 de la noche. En la fotografía, se ve a Paola en compañía de Nepomuceno, en una situación que sugiere mayor intimidad de la esperada. Este detalle contrasta con las declaraciones de Nepomuceno, quien afirmó ante la policía que solo estuvo con ella durante media hora. La cronología de los eventos, sin embargo, indica lo contrario.

La familia de Paola inició la búsqueda el miércoles 8 de abril, al no tener noticias de ella. Sus padres regresaron de Estados Unidos alarmados, y su hermano junto con algunos oficiales se dirigieron al apartamento donde Paola fue vista por última vez. Nepomuceno ya no estaba en el lugar, y su número de teléfono había sido cambiado. A pesar de estos indicios, las autoridades no actuaron con la rapidez necesaria.

El hermano de Paola, León Languasco, describió el apartamento donde su hermana estuvo como una prisión, con barrotes de hierro dividiendo las habitaciones. Sin una orden judicial, las autoridades no pudieron ingresar a las áreas más comprometedoras de la vivienda.

La falta de acción inmediata por parte de la policía, junto con la desaparición de Ambiorix Nepomuceno, deja muchas preguntas sin responder. La familia Languasco sigue buscando justicia, mientras el tiempo se convierte en un enemigo implacable.