En los últimos 18 meses, una nueva banda de delincuentes juveniles ha sembrado el terror en Santiago y sus alrededores. Conocidos como “los yunitos”, este grupo ha sido vinculado a una serie de crímenes, incluidos robos, asaltos a mano armada y asesinatos, el más reciente de estos la trágica muerte del policía Joel Peguero Santos.

Según la Policía Nacional, los yunitos son una banda de jóvenes entre 15 y 27 años que operan principalmente en Licey, Monte Adentro y Tamboril. Esta organización criminal ha estado activa durante aproximadamente un año y medio, tiempo en el que han expandido su área de influencia y cometido numerosos delitos.

El líder de la banda, conocido como “El Menor”, fue abatido en un enfrentamiento con la policía. “El Menor” no era menor de edad, y portaba armas de fuego de alto calibre, incluyendo una metralleta UZI, según los informes.

El método de operación de los yunitos es similar al de otras bandas: dos personas en motocicleta realizan asaltos y robos. La Policía Nacional también les atribuye la venta y distribución de estupefacientes. Aunque la policía está en proceso de desarticular esta banda, la información disponible sobre sus miembros es escasa. Solo se conocen los apodos de dos de ellos, “Lisandro” y “El Lápiz”, sin fotografías ni detalles adicionales.

El asesinato del policía Joel Peguero Santos y la herida a Rodolfo Antonio Pérez Paulino en Monteadentro han intensificado la búsqueda de los yunitos. Sin embargo, el miedo predomina en las comunidades afectadas, donde los residentes evitan hablar por temor a represalias. Este silencio ha dificultado los esfuerzos de las autoridades para capturar a los responsables.

El vocero de la Policía Nacional ha instado a los organismos de prevención a centrar sus esfuerzos en el rango de edad de 15 a 27 años, destacando que es en este grupo donde se concentra la mayoría de los delincuentes. Los expertos en conducta y las instituciones del Estado tienen un desafío significativo en abordar esta problemática a través de medidas preventivas.

Los yunitos representan una amenaza real y creciente en Santiago, y su impacto en la seguridad local es profundo. Mientras las autoridades intensifican sus esfuerzos para detener a esta banda, la comunidad permanece alerta y en espera de justicia para las víctimas de sus crímenes.