Luis Enrique Paulino, conocido popularmente como “el Loco de Nagua”, ha ganado notoriedad en la provincia María Trinidad Sánchez por sus impresionantes acrobacias en motocicleta. Vecinos, visitantes y cientos de usuarios en redes sociales siguen sus videos, donde ejecuta maniobras arriesgadas que combinan equilibrio, técnica y puesta en escena; su destreza lo posiciona como un fenómeno local con proyección nacional.
A pesar del aplauso y la popularidad, Paulino reconoce los peligros de su oficio y ha comenzado a asumir medidas de seguridad: planea usar casco y protecciones, además de trasladar sus exhibiciones a espacios controlados cuando sea posible. Mientras tanto, trabaja en un hotel para sostener su vida y busca patrocinio o representación que le permita profesionalizar su talento sin exponer a su familia a reproches sociales.
La historia del “Loco de Nagua” también es la de una comunidad que lo respalda y de jóvenes que encuentran en sus acrobacias una alternativa de pasión y disciplina. Sus seguidores piden escenarios seguros y apoyo institucional para convertir un espectáculo callejero en una disciplina regulada que genere oportunidades deportivas y laborales para la juventud local.
