Alberto Vargas cuestiona doble moral ante relación entre joven de 18 y mujer de 52 años.
El comunicador Alberto Vargas encendió el debate en El Ritmo de la Mañana al referirse al controversial caso de una mujer de 52 años que mantiene una relación amorosa con un joven que, según versiones, comenzó siendo menor de edad. Vargas cuestionó la aparente indiferencia de la opinión pública y denunció una doble moral en torno al tema. “Si esta historia fuera al revés, si fuera un hombre de 52 con una jovencita de 17, el país estuviera ardiendo”, sentenció.
Durante su intervención, el comunicador afirmó que, aunque las relaciones con gran diferencia de edad no son algo nuevo, el contexto en este caso levanta sospechas, especialmente porque se alega que la relación comenzó antes de que el joven cumpliera los 18 años. “Yo no veo salud mental en ninguno de los dos, y el problema menos importante aquí es la edad”, expresó. Vargas también criticó la banalización del caso en redes sociales y medios, advirtiendo que, en nombre del entretenimiento, se está ignorando el componente humano y ético que debe estar en el centro de la discusión.
Detalles de la relación
Una relación sentimental entre una mujer de 52 años y un joven de 18 ha desatado una ola de reacciones en redes sociales y medios de comunicación, luego de que la pareja se hiciera viral por aparecer juntos en distintas plataformas mostrando su vida cotidiana y expresiones de afecto. El debate ha girado en torno a la diferencia de edad, pero también a las circunstancias en que se habría iniciado el vínculo.
Según declaraciones que circulan en medios, la relación comenzó cuando el joven aún era menor de edad, lo que ha encendido cuestionamientos éticos y legales sobre el consentimiento y los roles de poder en este tipo de dinámicas. Mientras algunos defienden el derecho de ambos a vivir su amor sin prejuicios, otros denuncian un doble estándar, argumentando que si se tratara de un hombre adulto con una adolescente, la reacción social sería mucho más severa. Psicólogos y comunicadores han coincidido en que, más allá del morbo mediático, el caso pone sobre la mesa temas importantes como la salud mental, la protección de menores y la coherencia en la defensa de los derechos humanos.



