Santiago de los Caballeros — La vicepresidenta de la República, Raquel Peña, encabezó este fin de semana la entrega de cinco obras emblemáticas que transforman el centro histórico de Santiago, dotándolo de nueva vida, color y cultura, como parte de un ambicioso plan de rescate patrimonial impulsado por el Gobierno.

Entre las obras inauguradas se encuentran la renovación del parque Duarte, la restauración de la calle Benito Monción ahora convertida en un moderno bulevar, la sede de Patrimonio Cultural, la Plazoleta Carnavalesca Raudi Torres y el Centro de la Cultura de Santiago Ercilia Pepín. Estos espacios fueron intervenidos con especial cuidado para preservar su valor histórico, incluyendo excavaciones profundas para soterrar cables, restauración de casas victorianas y adecuación de áreas públicas.

Durante el acto, la gobernadora provincial Rosa Santos solicitó el respaldo del Gobierno para continuar la recuperación de otros puntos icónicos como la fortaleza San Luis y el antiguo Centro de Recreo. La vicepresidenta Peña respondió positivamente, comprometiéndose a seguir con las obras para evitar el deterioro de estos símbolos culturales que forman parte del alma de Santiago.

La intervención no solo contempla la infraestructura física, sino también la activación de una agenda cultural permanente, que incluirá exposiciones, actividades artísticas y el festival “Arte Vivo”, con el objetivo de convertir el centro histórico en un verdadero polo turístico, económico y cultural. Esta iniciativa se alinea con otros grandes proyectos como el monorriel y el teleférico, y es fruto de un acuerdo firmado entre el Gobierno y el sector empresarial desde 2020.

Con estas entregas, Santiago da un paso firme hacia su transformación en una ciudad moderna que honra su pasado, revitaliza su identidad y proyecta su cultura al futuro.

La jornada de inauguraciones fue recibida con entusiasmo por residentes y líderes comunitarios, quienes destacaron el impacto positivo de estas obras en la vida urbana y cultural de la ciudad. Para muchos santiagueros, esta transformación representa no solo una mejora estética, sino también una oportunidad para fortalecer el sentido de pertenencia, dinamizar la economía local y atraer el turismo, consolidando así a Santiago como un modelo de desarrollo patrimonial en la República Dominicana.