El comunicador llama a regular la libertad de expresión cuando se usa para difamar y cuestiona la banalización de la comunicación profesional.
Santo Domingo.– En un comentario contundente durante su participación en El Rumbo de la Mañana, el comunicador Aníbal Herrera criticó enérgicamente el uso irresponsable de los micrófonos, cámaras y redes sociales para difamar y dañar reputaciones, al tiempo que defendió la profesionalización de la comunicación social y la necesidad de regular los excesos cometidos en nombre de la libertad de expresión.
“No todo el mundo es comunicador social”, afirmó Herrera. “La comunicación social es una ciencia que está sujeta a normas, principios y valores. No por pararse frente a un micrófono, usted es comunicador. Usted es un libre opinante, y eso no es lo mismo.”
El comentario surge tras la controversia generada por publicaciones difamatorias contra la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, y la directora de Comunicaciones del Gobierno, Milagros Germán, lo que ha generado una ola de reacciones en defensa de ambas figuras y una discusión más amplia sobre los límites del discurso público.
“Difama que algo queda. Esa es la frase que mejor describe la realidad que estamos viviendo en la República Dominicana”, dijo Herrera. “Hoy es Faride, hoy es Milagros, pero mañana puede ser cualquier ciudadano.”
Herrera denunció lo que calificó como un “relajo” y un “libertinaje” en el uso de medios digitales, donde personas sin formación profesional hacen uso de plataformas para atacar, manipular o simplemente obtener beneficios económicos a costa del morbo y la desinformación.
“El uso de las redes y los micrófonos no puede convertirse en un modo de vida para personas que no entienden el valor de la verdad ni el respeto por la dignidad humana. Esto no es cuestión de views o likes, es cuestión de respeto a la persona, a su familia, a su nombre.”
El comunicador insistió en que es necesaria una regulación que no atente contra la libertad de expresión, pero que imponga límites claros a la injuria y la difamación, recordando que la libertad no puede ser excusa para la irresponsabilidad.
“Esto hay que regularlo. Esta vagabundería disfrazada de libertad de expresión tiene que terminar. Si queremos crecer como sociedad, debemos reconocer nuestros errores y actuar en consecuencia.”



