Durante la concentración, miembros de la Antigua Orden portaban pancartas con mensajes alusivos a la defensa de la patria, el fortalecimiento de los valores nacionales y el rechazo a cualquier interferencia extranjera en los asuntos internos del país. La marcha transcurrió de manera pacífica, aunque bajo una estricta vigilancia policial que incluyó drones y cámaras de seguridad instaladas en puntos estratégicos del entorno legislativo.
Los organizadores insistieron en que su movimiento no promueve la violencia ni el odio, sino la protección de los intereses nacionales ante lo que consideran una campaña sistemática para desdibujar la identidad dominicana. “No somos enemigos de ningún pueblo, pero tampoco permitiremos que se nos imponga una visión que no representa los valores de la República Dominicana”, declaró uno de los voceros al tomar la palabra ante los asistentes.
Desde el Congreso, algunos legisladores observaron la manifestación sin emitir declaraciones, mientras otros expresaron su respeto al derecho a la protesta, aunque señalaron la necesidad de equilibrar las libertades con el respeto a los derechos humanos. La jornada concluyó sin incidentes mayores, pero dejó claro que el debate sobre migración, soberanía y libertad de expresión sigue siendo uno de los temas más sensibles en el panorama político nacional.