San Francisco de Macorís.– La comunidad francomacorisana se encuentra consternada tras la trágica muerte de una bebé de tan solo tres meses de nacida mientras se encontraba bajo el cuidado de una guardería. La infante, identificada como Iris Arlet Bonifacio Canario, fue trasladada a un centro de salud privado luego de que el centro infantil informara que se había “indispuesto”, según versiones ofrecidas por sus familiares.
Los parientes de la menor denunciaron que no fueron notificados directamente por la guardería, ubicada en la calle La Cruz esquina Duarte, sino que se enteraron a través de terceras personas. “Mi niña estaba muy bien esta mañana, incluso tengo un video donde sale sonriendo. No entiendo cómo pasó esto”, expresó entre lágrimas una de las abuelas de la menor, reclamando justicia y una explicación clara por parte de los responsables del centro.
Según los familiares, la guardería no realizó la llamada a ninguno de los padres pese a tener los contactos disponibles, y aún se desconoce quién fue la persona que llevó a la bebé al centro médico. “Lo más responsable era comunicarse con nosotros de inmediato. Ni siquiera sabemos el nombre de quien la llevó a la clínica”, denunciaron visiblemente indignados y afectados.
Los dolientes exigen una investigación profunda para esclarecer lo ocurrido y que, de encontrarse negligencia, los responsables enfrenten las consecuencias legales correspondientes.
Evitar una nueva tragedia: el deber de actuar ahora
La lamentable muerte de Iris Arlet Bonifacio Canario, una bebé de apenas tres meses que falleció mientras se encontraba en una guardería de San Francisco de Macorís, ha sacudido a toda la comunidad. Más allá del dolor y la indignación, esta tragedia debe servir como una llamada urgente de atención para prevenir que algo similar vuelva a repetirse.
Es indispensable que todas las guarderías del país cuenten con protocolos de emergencia claramente establecidos y conocidos por los padres. La notificación inmediata a los tutores ante cualquier situación médica debe ser una regla inviolable. Las instituciones que trabajan con infantes no pueden darse el lujo de actuar con negligencia ni dejar espacios a la improvisación.
Además, urge reforzar la supervisión por parte de las autoridades competentes. El Ministerio de Salud Pública, CONANI y el Ministerio de Educación deben garantizar que estos centros cuenten con personal capacitado, condiciones adecuadas y, sobre todo, una cultura de responsabilidad. La formación en primeros auxilios y reanimación debe ser obligatoria para todo el personal, así como llevar registros de salud diarios de los niños bajo su cuidado.
El uso de cámaras de vigilancia en áreas comunes, junto con la implementación de canales de denuncia anónimos, puede ayudar a prevenir abusos o descuidos. Pero más allá de lo técnico, es esencial que exista una verdadera conciencia sobre la fragilidad de la vida infantil y la gravedad del compromiso asumido por quienes trabajan en este tipo de espacios.



