La muerte del Papa Francisco ha reavivado antiguas profecías que, aunque ajenas a la doctrina oficial de la Iglesia Católica, han capturado por siglos la atención de fieles, estudiosos y curiosos.

Entre las más citadas figuran la Profecía de los Papas, atribuida a San Malaquías, y las enigmáticas visiones de Nostradamus. Ambas han sido interpretadas por algunos como referencias a un trío final de pontífices: uno extranjero, uno anciano y un llamado “Papa Negro”, este último no necesariamente por el color de su piel, sino por supuestas asociaciones con los jesuitas o simbolismos oscuros.

Aunque la Santa Sede no reconoce como válidas estas profecías, y subraya que cada elección papal se realiza bajo estrictos criterios pastorales, teológicos y de discernimiento espiritual, en cada periodo de sede vacante resurgen estas antiguas especulaciones. Lo mismo ocurre ahora, cuando el mundo católico espera la convocatoria del cónclave que elegirá al nuevo sucesor de San Pedro.

Históricamente, estas predicciones han sido vistas como parte del folclore religioso, pero su poder narrativo sigue captando la imaginación colectiva. En redes sociales, foros esotéricos y medios alternativos, el debate sobre si se avecina un Papa “final” o apocalíptico vuelve a cobrar fuerza.

Para la Iglesia, sin embargo, la única certeza es que el Espíritu Santo guiará al Colegio Cardenalicio en la elección del próximo líder espiritual de más de mil millones de católicos en todo el mundo.