Santo Domingo — La madrugada del martes 8 de abril marcó un antes y un después para los sobrevivientes del colapso en la discoteca Jet Set. Aquella noche de celebración se transformó en una pesadilla para quienes lograron salir con vida de entre los escombros. Sus testimonios reflejan la angustia, el dolor y el milagro de seguir vivos.

“Yo quedé sepultada. Tenía concreto desde la cintura hacia abajo”, recuerda entre lágrimas Geniré Mena Martínez, una venezolana de 40 años, residente en el país desde hace ocho. Estaba celebrando su cumpleaños junto a amigas cuando ocurrió el derrumbe. Con un traumatismo craneoencefálico y fractura de escápula, su relato estremece:

Me apoyé en un señor con camisa azul. No sabía que estaba muerto. Él fue mi apoyo para poder respirar y vivir. La señora a mi lado falleció. La que tenía al frente también. Mi amiga Pierima murió… pensé que no volvería a ver a mi hijo.

A su lado, su amiga Ana María Ramírez luchaba también por sobrevivir. Solo podían tocarse las manos, enterradas bajo los restos del local. “Nos dábamos ánimo. Nos aferramos a la vida como pudimos”, contó Geniré.

Germán Peña Jorge, dominicano de 38 años, vivió el colapso junto a su hermana y su tía. Estuvo atrapado durante cuatro horas. “Fue horrible. Me aferré al Señor, oré sin parar… pensé muchas cosas, pero nunca perdí la fe.”

Por su parte, Sorivela Acosta, de 48 años, recuerda con dolor la imposibilidad de ayudar a sus seres queridos. “Fue desesperante. Ver que alguien a quien amas está atrapado y no poder hacer nada… duele en el alma.”

En medio de la tragedia, todos coinciden en agradecer al pueblo dominicano y a los equipos de rescate. “No tengo palabras. Me provoca ir a abrazarlos a todos. Gracias, gracias por salvarnos”, dijo Geniré conmovida.

El colapso en Jet Set dejó un saldo fatal y un país en shock. Pero también mostró historias de supervivencia, solidaridad y esperanza que no serán olvidadas.