Este miércoles se conmemoran seis décadas del inicio de la Revolución del 24 de Abril de 1965, una de las gestas más importantes de la historia contemporánea dominicana, en la que militares constitucionalistas y sectores populares se levantaron en armas para exigir el retorno al orden constitucional y la restitución del presidente Juan Bosch, derrocado en 1963 tras solo siete meses de mandato.

Lo que comenzó como una rebelión militar contra el gobierno de facto del Triunvirato, terminó convirtiéndose en una revuelta nacional que dividió al país y atrajo la intervención de fuerzas extranjeras. El coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, uno de los líderes de la conspiración militar, organizó junto a otros oficiales la sublevación que estalló la mañana del 24 de abril. Esa misma tarde, a través del programa “Tribuna Democrática”, el doctor José Francisco Peña Gómez anunció al país que la insurrección había comenzado.

Las masas populares se volcaron a las calles con una sola consigna: “Vuelta a la constitucionalidad sin elecciones”. En cuestión de horas, comandos civiles comenzaron a organizarse en los barrios de la capital, apoyando a los militares sublevados. El 25 de abril, Francisco Alberto Caamaño Deñó tomó el Palacio Nacional, capturó a Donald Reid Cabral y se convirtió en el rostro del movimiento constitucionalista.

Los días siguientes estuvieron marcados por feroces combates entre los constitucionalistas y las tropas del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) y la base aérea de San Isidro. La toma de la Fortaleza Ozama, los combates en el Puente Duarte y la ofensiva en Ciudad Nueva marcaron la intensidad de la guerra, que se recrudeció tras la intervención militar de Estados Unidos a partir del 28 de abril.

El 3 de mayo, Caamaño fue proclamado presidente constitucional por el Congreso Nacional, mientras Antonio Imbert Barrera encabezaba un gobierno paralelo apoyado por las tropas invasoras. La guerra se prolongó por varios meses, con alto costo humano y material, especialmente para la población civil. La llamada “Operación Limpieza”, ejecutada por las fuerzas leales a Imbert, causó estragos en barrios como San Carlos y Ciudad Nueva.

Las mujeres jugaron un papel fundamental durante la revuelta, no solo en tareas logísticas y de cuidado, sino también como combatientes, comunicadoras clandestinas y líderes barriales. Yolanda Guzmán, abogada y activista, fue una de las primeras mártires del movimiento.

El conflicto concluyó oficialmente el 3 de septiembre de 1965, con la firma del Acta de Reconciliación y la renuncia de Caamaño a la presidencia. En su lugar, asumió un gobierno provisional encabezado por Héctor García-Godoy, que organizó elecciones el 1 de junio de 1966, dando paso a una nueva etapa democrática.

Sesenta años después, la Revolución de Abril sigue siendo un símbolo de la lucha del pueblo dominicano por la democracia, la soberanía y la justicia social. A lo largo del país, se celebran actos conmemorativos, paneles históricos, y homenajes a los caídos en defensa de la Constitución de 1963.