La música dominicana está de luto. Este martes 8 de abril, el país despidió a uno de sus más grandes exponentes del merengue, Rubby Pérez, quien figura entre las 225 personas fallecidas en la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set. El artista, conocido como “la voz más alta del merengue”, perdió la vida en el colapso estructural que dejó consternado al país.
Rubby Pérez, de inconfundible estilo vocal y figura insigne de la música popular dominicana, fue reconocido tanto por su potente voz como por su trayectoria en orquestas emblemáticas como la de Wilfrido Vargas, así como por su exitosa carrera como solista. Su legado musical incluye himnos que marcaron generaciones y su nombre es sinónimo del merengue clásico que cruzó fronteras.
Con su fallecimiento, Rubby Pérez no solo deja un vacío en la música dominicana, sino que se convierte en uno de los rostros más emblemáticos entre las víctimas de esta dolorosa tragedia nacional.
Rubby Pérez
Rubby Pérez, cuyo nombre real es Roberto Antonio Pérez Herrera, nació el 8 de marzo de 1956 en Santo Domingo, República Dominicana. Desde temprana edad mostró una pasión profunda por la música, aunque su camino no estuvo exento de desafíos. Tras sufrir un accidente de tránsito en su juventud que lo dejó con una discapacidad física, Rubby encontró en la música no solo una vocación, sino una manera de superar la adversidad.
Su carrera artística despegó en la década de los 80 como parte de la legendaria orquesta de Wilfrido Vargas, donde su voz potente y carisma en el escenario lo convirtieron en una de las figuras más destacadas del merengue. Entre sus interpretaciones más emblemáticas se encuentran temas como “Buscando tus besos”, “Enamorado de ella” y “Volveré”, que lo consolidaron como solista a nivel nacional e internacional.
Rubby Pérez es considerado uno de los grandes exponentes del merengue dominicano, con una trayectoria de más de cuatro décadas marcada por éxitos, giras internacionales y múltiples reconocimientos. Además de su talento vocal, es admirado por su perseverancia, humildad y compromiso con la cultura musical de su país. Su legado perdura como símbolo de orgullo y resiliencia dentro y fuera de la República Dominicana.



